A
continuación se presenta una exhaustiva recopilación de pruebas para la
valoración de las dificultades de lectoescritura en castellano e inglés
extraída del Monográfico Lectura y Discapacidad de la Revista Puertas a la
Lectura.
1) Aphasia Screening Test (Whurr, 1974). Es una prueba de uso clínico y de
aplicación individual que ha sido diseñada para la evaluación de pacientes
adultos que han sufrido algún daño cerebral, con afectación grave o moderada de
la comunicación. Es un test breve de screening que sirve para identificar
dificultades en el lenguaje del sujeto: comprensión, expresión, lectura,
escritura, etc.
2) Batería de evaluación de Kaufman para niños (K-ABC) (Kaufman y Kaufman, 1982).
Esta prueba de uso individual proporciona una medida de la inteligencia y del
conocimiento (el estilo individual de resolver problemas y de procesar
información). Es una batería de 16 test, que están agrupados en cuatro áreas
globales de funcionamiento: escala de procesamiento secuencial, escala de
procesamiento simultáneo, escala de procesamiento mental compuesto (secuencial
+ simultáneo) y escala de conocimientos. La edad de aplicación es de 2 años y
medio a 12 años y medio. Permite la exploración de aspectos tales como:
denominación, reconocimiento, lectura, comprensión lectora, vocabulario, expresión,
ritmo, repetición, memoria visual y espacial, memoria secuencial visual,
aritmética, nociones abstractas, percepción y atención.
3) Batería
de Evaluación de la Lectura Nivel I y II
(BEL) (López-Higes, Mayoral y Villoria, 2002). Es una prueba de
uso escolar que ha sido diseñada para la evaluación de la lectura. Nos permite
llevar a cabo un análisis cualitativo y cuantitativo de los distintos
componentes y/o procesos implicados en la habilidad lectora de niños de 2º y 3º
Ciclo de Educación Primaria. Esta batería explora los procesos perceptivos, el
nivel léxico, el procesador sintáctico y el procesador semántico. Permite la detección
primaria de niños con alteraciones o retrasos en la lectura a partir de la edad
crítica de 7 años, la identificación del/os componente/s que no funcionan
adecuadamente (para poder diseñar estrategias de intervención individualizadas)
y establecer el nivel lector infantil según el ciclo en el que se encuentra.
Contiene pruebas de: memoria a corto plazo, lectura, deletreo, decisión léxica,
reglas ortográficas, emparejamiento palabra-dibujo, morfología de las palabras,
relaciones semánticas, comprensión de oraciones y texto, etc.
4) Batería
de Pruebas del Lenguaje. Fin de Ciclo Inicial (Bartolomé y cols.,
1985). Es una prueba de uso escolar, de aplicación colectiva a partir de los
7-8 años de edad, que ha sido diseñada para evaluar tanto el aspecto
comprensivo como expresivo del lenguaje oral y escrito.
5) Batería Evaluadora de las Habilidades Necesarias para el Aprendizaje de la Lectura y Escritura (BENHALE) (Mora Mérida, 1999). Con esta batería podemos
llevar a cabo una estimación del nivel alcanzado en las habilidades necesarias
para el aprendizaje de la lectura y de la escritura, a través de las siguientes
pruebas: lateralidad, coordinación visomotora, memoria motora, percepción y
discriminación visual, vocabulario, articulación, percepción y discriminación
auditiva, estructuración espacio-temporal, memoria visual inmediata y memoria
auditiva lógica inmediata. Va dirigida a niños con edades comprendidas entre
los 5 y los 6 años. Niños que cursan Educación Infantil ó Primer Ciclo de
Educación Primaria.
6) Batería
Neuropsicológica de Halstead Reitan (Halstead, 1947; Reitan, 1975). Es
una batería clínica de aplicación individual para la exploración
psiconeurológica de sujetos de más de 15 años. Está compuesta por varias
pruebas: test de categorías, test de ejecución táctil, test de ritmo de
Seashore, test de percepción de palabras sin sentido, test de golpeteo, test de
afasia Indiana-Reitan, examen senso-perceptivo, dominancia lateral y test de
trazado. Nos permite evaluar aspectos tales como: capacidad abstracción,
coordinación y rapidez motriz, expresión, lectura, escritura, comprensión,
cálculo, lateralidad, memoria, percepción, ritmo, atención, etc.
7) Batería
Neuropsicológica de Halstead Reitan para niños (Reitan, 1955). Es una
adaptación de la batería neuropsicológica de Halstead-Reitan a la población
infantil. Es una prueba clínica de aplicación individual a niños de edades
comprendidas entre los 5 y 15 años, para la exploración neuropsicológica
infantil. Contiene varias pruebas: test de categorías, test de ejecución
táctil, test de golpeteo, test de marcha, test de figuras de color, test de
figuras progresivas, test de asociación de figuras, Target-tes, ensamblaje-V,
discriminación de afasia y examen senso-perceptivo. Valora aspectos tales como:
coordinación y rapidez motriz, percepción (visual, táctil y auditiva)
lateralidad, integración del esquema corporal, lectura, organización espacial,
expresión, comprensión, capacidad de abstracción, atención, copia, etc.
8) Batería
para el diagnóstico de las dificultades lectoras en el Ciclo Inicial de EGB
(Pérez González, 1981). Es una prueba de aplicación escolar colectiva diseñada
para la exploración de las dificultades lectoras en niños de 6 a 8 años. Es una batería específica para la evaluación
del componente lector.
9) Batería
predictiva (INIZAN) (Inizan, 1989). Esta prueba ha sido diseñada para
evaluar la capacidad para el aprendizaje de la lectura, determinar el momento
óptimo para iniciar este aprendizaje y proporcionar una estimación del tiempo
que requerirá el llegar a leer. Va dirigido a niños de 5 a 7 años y su
aplicación es preferentemente, individual. La Batería está formada por 12
pruebas, algunas utilizadas anteriormente por L. Filho. Consta de dos formas: la
batería predictiva (destinada a evaluar
la aptitud del niño para la lectura, a través de pruebas de organización
temporo-espacial y de lenguaje) y la batería de lectura (destinada a explorar
los resultados de la enseñanza recibida, a través de pruebas de lectura de
palabras familiares y extrañas, dictado de palabras familiares y comprensión de
lectura silenciosa).
10) Communicative
Abilities in Daily Living (CADL) (Holland, 1980). Esta prueba clínica
de uso individual, ha sido diseñada para la evaluación de pacientes afásicos
adultos. Concretamente, la funcionalidad comunicativa de estos sujetos.
Contiene pruebas que evalúan la expresión, comprensión, lectura, escritura y la
capacidad de cálculo del sujeto.
11) Cuestionario de Conners (Díaz Atienza). Esta prueba clínica de uso individual, ha
sido diseñada para la exploración e intervención de los trastornos específicos
del desarrollo (lenguaje oral y escrito, habilidades sociales en
lecto-escritura, cálculo...) y de los trastornos por déficit atencional con
hiperactividad. Va dirigida a niños de 3 a 12 años (2 tipos: de 3 a 5 años y de
6 a 12 años).
12) Diagnóstico
Neuropsicológico de Luria-Christensen (Luria, 1974; Christensen, 1978).
Esta prueba de aplicación individual, de uso clínico y escolar, ha sido
diseñada para hacer una evaluación neuropsicológica profunda. Con ella se
realiza un examen cualitativo de las funciones corticales superiores (déficits
funcionales). La prueba va dirigida a sujetos a partir de los 7 años de edad.
Explora nueve funciones (a través de 19 subtest): funciones motoras,
organización acústica motora, funciones cutáneo-cinestésicas, visuales
superiores, lenguaje receptivo-expresivo, lectura y escritura, destreza
aritmética, procesos mnésicos e intelectuales.
13) Dislexias
y Disgrafías (teoría, formas clínicas y exploración) (Roch Lecours,
Peña-Casanova y Diéguez-Vide, 1998). Esta prueba clínica de uso individual
permite evaluar de manera cuantitativa y cualitativa los errores en
lectoescritura (paralexias y paragrafías) y caracterizar ese déficit gracias a
la interpretación de las puntuaciones obtenidas en las distintas pruebas.
Contiene dos apartados de lectura y uno de escritura: Lectura I (lectura en voz
alta, denominación de letras y comprensión lectora); Lectura II (registro
alfabético de entrada, proceso de segmentación y de registro grafosilábico de
entrada, proceso de conversión, léxico logográfico de entrada, etc.); Escritura
(escritura al dictado, dictado de letras, comprensión oral, registro alfabético
de salida, proceso de conversión fonografosilábico, etc.).
14) Estimación
del Vocabulario (EVOCA) (Suárez, Seisdedos y Meara, 1998). Con esta
prueba de uso escolar podemos estimar el número de palabras (vocablos) que
conocen los escolares de unas 20.000 entradas léxicas del Diccionario Escolar
Etimológico. Va dirigida a escolares de 8 a 16 años que no tengan dificultades
de lectura, y su aplicación es individual y colectiva. El test cuenta con dos
baterías de 5 pruebas cada una, con un total de 60 palabras cada prueba, de las
que 40 son palabras existentes en el diccionario y 20 son palabras imaginarias
o pseudopalabras. El niño debe señalar cuáles son las palabras que comprende,
es decir, los términos que considera que son palabras. El EVOCA exige
conocimiento semántico, lectura, comprensión lectora, percepción espacial y
atención.
15) Evaluación de la Comprensión Lectora (ECL-1) (De la Cruz, 1999). Esta prueba de
uso escolar, es un primer nivel de comprensión lectora en el que se evalúa el conocimiento
del significado de las palabras, de sinónimos sencillos y la comprensión de
alguna definición. Esta prueba también evalúa la rapidez en la respuesta, de
ahí que exista un tiempo límite para las mismas. La aplicación es individual o
colectiva y va dirigida a niños de 7 a 9 años (2º y 3º de Educación Primaria).
La prueba está formada por 17 elementos. Incluye 5 textos sencillos,
presentados de forma destacada dentro de unos recuadros, que el niño debe leer,
y una serie de preguntas con cuatro opciones de respuesta entre las que tiene
que elegir la correcta.
16) Evaluaciónde la Comprensión Lectora (ECL-2) (De la Cruz, 1999). Esta prueba de
uso escolar, valora el conocimiento de antónimos, sinónimos, significado de
palabras y significado de frases en sentido literal y en sentido figurado. La
aplicación es individual o colectiva y va dirigida a niños de 9 a 16 años (de
3º de Educación Primaria a E.S.O.). La prueba contiene 27 elementos. Incluye
textos de mayor dificultad que los del ECL-1.
17) Evaluación de los Procesos Lectores (PROLEC) (Cuetos, Rodríguez y Ruano, 2000).
Esta prueba de aplicación individual, evalúa la capacidad lectora y los
procesos que intervienen en la lectura en niños de 6 a 9 años y en niños
mayores con problemas de lectura. Está formada por 10 pruebas que se agrupan en
cuatro bloques: identificación de letras (nombre o sonido de las letras e
igual-diferente en palabras y pseudopalabras), procesos léxicos (decisión
léxica, lectura de palabras, lectura de pseudopalabras y lectura de palabras y
pseudopalabras), procesos sintácticos (estructuras gramaticales y signos de
puntuación) y procesos semánticos (comprensión de oraciones y textos).
18) Evaluación de los Procesos Lectores en Alumnos de Tercer Ciclo de Primaria y Secundaria (PROLEC-SE) (Ramos y Cuetos, 1999). Es una prueba que evalúa los
principales procesos implicados en la lectura: léxicos, sintácticos y
semánticos. La finalidad es determinar las causas por las que algunos escolares
de 10 a 16 años (5º y 6º de Educación Primaria, y 1º, 2º, 3º y 4º de E.S.O.) no
consiguen convertirse en buenos lectores. La batería consta de 6 tareas que se
agrupan en tres bloques, correspondientes a los principales procesos que
componen la lectura: procesos léxicos (lectura de palabras y pseudopalabras),
procesos sintácticos (emparejamiento dibujo-oración y signos de puntuación) y
procesos semánticos (comprensión de textos y estructura de un texto).
19) Examining
For Aphasia (EFA-3) (Eisenson, 1954). Es una prueba neuropsicológica
clásica para la exploración de la afasia y déficits complementarios en niños y
adultos. Explora las dificultades del sujeto a nivel de comprensión, expresión,
repetición, denominación, lectura, escritura, reconocimiento, calculo, copia,
lenguaje espontáneo y fluidez.
20) Exploración
de las Dificultades Individuales de Lectura (EDIL-1) (González Portal,
1992). Esta prueba de uso escolar, evalúa tres aspectos de la lectura: la
exactitud, la comprensión y la velocidad lectora. También valora el nivel
global de la lectura. Va dirigida a niños de 6 – 7 años y a niños con
dificultad en la lectura. Su aplicación es individual, aunque contiene algunas
partes que pueden ser administradas colectivamente. Se compone de tres partes:
la parte A, mide la exactitud lectora (la fidelidad en la reproducción fonética
de grafemas, es decir, la traducción de estímulos visuales a sus equivalentes
fonéticos); la parte B, mide la comprensión lectora (asociación imagen –
palabra, comprensión de órdenes escritas sin imagen de referencia, comprensión
de frases y comprensión de un texto); la parte C, mide la velocidad lectora
(tasa de palabras que el sujeto lee en un tiempo determinado).
21) Exploración
y diagnóstico diferencial en Afasias (Borregón Sanz y González Calvo,
2000). Es una prueba que sirve tanto para el diagnóstico de afasias como para
la posterior intervención terapéutica. Aunque es una prueba para el examen de
la afasia en adultos, metodológicamente puede aplicarse con discretas
restricciones para el examen del sujeto con afasia infantil y del niño o adulto
con disfasia en secuela. La prueba permite una evaluación cualitativa y
cuantitativa del cuadro afásico, de las funciones lingüísticas mermadas y
conservadas. Los módulos o sistemas sometidos a observación (a través de
diversas tareas) son los siguientes: comunicación, copia (Co), cálculo,
comprensión auditiva (A), comprensión lectora (silente) (CL), tareas no
verbales (NV), automatismos, repetición (R), dictado (D), expresión lectora
(EL), expresión oral (O), expresión escrita (E), registro de la fluencia o no
fluencia y la eficacia comunicativa con los términos sí – no.
22) Lectura
Oral (García Hoz, 1971). Es una prueba de aplicación individual que ha
sido diseñada para la exploración de la lectura en niños de 6 a 12 años. Su uso
es escolar y clínico.
23) Lectura
Silenciosa (Fernández Huerta, 1971). Es una prueba de uso individual o
colectivo, que ha sido diseñada para la exploración de la lectura silenciosa en
niños de 9 a 14 años. Su uso es escolar y clínico. También permite evaluar el
nivel de comprensión lectora del niño.
24) Mini
Examen Cognoscitivo (Lobo, Ezquerra, Gómez y Seva, 1979). Es una prueba
de aplicación individual y de uso en adultos, indicada para la detección de
deterioro cognitivo. Explora aspectos tales como: memoria inmediata y diferida,
expresión, orientación temporo-espacial, atención, cálculo, concentración, denominación,
lectura, escritura, comprensión lectora y auditiva, copia (praxias
construtivas) y repetición.
25) Mini-Mental State Examination (MMSE) (Folstein, Folstein, McHugh y Fanjiang, 1975).
Es una prueba neuropsicológica de rastreo, muy útil para la estimación del
grado de deterioro cognitivo. Su aplicación es individual, y va dirigida a
adultos. Explora aspectos tales como: memoria inmediata y diferida, expresión,
orientación temporo-espacial, atención, cálculo, concentración, denominación,
lectura, escritura, comprensión lectora y auditiva, copia (praxias
construtivas) y repetición.
26) Neurosensory
Centre Comprehensive Examination for Aphasia (Spreen y Benton, 1991).
Es una prueba de aplicación individual que explora el lenguaje en pacientes
afásicos adultos, en sujetos con daño cerebral, en adultos normales y en niños de 6 a 13 años. Evalúa aspectos tales
como: expresión, comprensión, lectura, escritura y memoria.
27) Programa
Integrado de Exploración Neuropsicológica (PIENB). Test de Barcelona (Peña-Casanova,
1991). Esta prueba de aplicación individual se utiliza para realizar una
valoración neuropsicológica general en sujetos a partir de los 20 años. Es un
instrumento basado en los planteamientos de Luria. Permite la evaluación de las
principales áreas de la neurología del comportamiento y de la neuropsicología.
Dispone de estudios normativos para cinco grandes grupos de edad y escolaridad.
Se compone de 42 subtest que evalúan distintos aspectos: lenguaje espontáneo,
fluidez, expresión, comprensión lectora (discriminación y extracción semántica
de una lectura), lectura – verbalización (identificación de alexias mediante la
lectura en voz alta de letras, números, logotomas, palabras, frases y texto),
dictado (de letras, números, logotomas, palabras y frases), escritura
espontánea (extracción léxica a partir de imágenes), prosodia, orientación,
denominación, reconocimiento, repetición, atención, etc.
28) Prueba de Articulación de Fonemas (PAF) (Vallés Arándiga, 1995). Esta prueba
evalúa la existencia de alteraciones dislálicas en la población infantil. Su
aplicación es individual, y va dirigida a niños de 5 a 8 años, incluso en
edades superiores a niños que presentan problemas de pronunciación. Explora
numerosos aspectos que intervienen en el proceso articulatorio: respiración,
capacidad de soplo, habilidad buco-linguo-labial, ritmo, discriminación
auditiva y fonética, articulación de fonemas, lenguaje espontáneo, lectura y
escritura. Evalúa los defectos articulatorios reflejados en el proceso lector y
en la escritura.
29) Prueba
de Comprensión Lectora (Lázaro Martínez, 1999). Esta prueba de
aplicación individual o colectiva ha sido diseñada para evaluar el nivel de
comprensión lectora a partir de los 8 años de edad (3º de Educación Primaria).
Asimismo, permite la especificación del tipo de comprensión lectora, la forma
de expresión, el ritmo y la percepción lectora. Es una prueba de uso escolar
que permite hacer una doble interpretación de los resultados (cualitativa y
cuantitativa). Contiene 18 textos de estructura diversa en los que se tiene en
cuenta la intención del autor de cada texto (describir, expresión afectiva,
segunda intención, exponer), la forma de expresión (narración, diálogo,
enunciación), el ritmo de expresión (verso o prosa) y la forma de percepción
(global, ideas secundarias, sentido indirecto, vocabulario). Cada texto se
acompaña de varias preguntas a las que el niño debe contestar, inmediatamente
después de la lectura, señalando entre varias alternativas la opción que
considera más adecuada.
30) Prueba de Comprensión Lectora de Complejidad Lingüística Progresiva (CLP) (Alliende,
Condemarin y Milicic, 1991). Es una prueba de aplicación individual o
colectiva, diseñada para la evaluación de la comprensión lectora.
31) Prueba
de Conocimientos sobre el Lenguaje Escrito (CLE) (Ortiz y Jiménez,
1993). Es una prueba de aplicación individual o colectiva, que valora doce
factores indicativos del grado en que el niño posee los conceptos que están en
la base del aprendizaje de la lectura y escritura y la capacidad de reconocer
su utilidad y características.
32) Prueba de Evaluación del Retraso en Lectura (PEREL) (Maldonado, Sebastián y
Soto, 1992). Es una prueba de aplicación individual que ha sido diseñada para
la identificación de niños con problemas en el aprendizaje de la lectura. Va
dirigida a niños de 1º, 2º y 3º de Educación Primaria (según el trimestre
escolar).
33) Prueba
de Head (Head). Esta prueba ha sido diseñada para la exploración en
niños de la comprensión, expresión, posibilidades de escritura con referencia a
objetos comunes, nociones de tiempo, espacio y desorientación derecha e
izquierda.
34) Prueba
de lenguaje (Parson). Es una prueba que ha sido diseñada para la
evaluación del lenguaje (oral y escrito) tanto a nivel expresivo como
comprensivo en niños. Consta de 7 subtest: tacto, ecoico, intraverbal, gesto
ecoico, comprensión, gesto intraverbal y petición.
35) Pruebas
de Comprensión Lectora (CLT). Procedimiento “CLOZE” (Suárez y Meara, 1999). Esta prueba de
aplicación individual o colectiva, sirve para la evaluación de la comprensión
lectora. El niño debe incorporar ciertas palabras que faltan en varios textos.
Se puede usar también para hacer una estimación rápida de la competencia
lingüística general de español, sobre todo como segunda lengua. Su uso es
escolar y clínico, y va dirigido a niños de 11 a 14 años, tanto monolingües
como bilingües (español-inglés). El CLT, se compone de dos pruebas (A y B). En
la prueba A, al niño se le presentan cuatro textos, con espacios en blanco. La
tarea consiste en que rellene los espacios en blanco con la palabra
correspondiente. En la prueba B, al niño se le presenta un único texto con
espacios en blanco (tomado de la novela de Gabriel García Márquez: El coronel
no tiene quien le escriba (1958)), que al igual que en la prueba A, debe
completar.
36) Pruebas
de Lectura. Niveles 1 y 2 (De la Cruz, 2002). Estas pruebas de
aplicación individual o colectivas han sido diseñadas para evaluar los conocimientos
y la aptitud para la lectura del niño. Consta de dos niveles: Nivel 1 (5-6
años, 3º Educación Infantil y 1º Educación Primaria, que tengan conocimientos
de lectura); Nivel 2 (7-8 años, 2º Educación Primaria). Para la elaboración de
las pruebas se tuvieron en cuenta aquellos factores que tiene mayor influencia
en el aprendizaje de la lectura: el lenguaje oral, el conocimiento de
vocabulario, la orientación espacio-temporal, el conocimiento de su esquema
corporal y la función simbólica. Asimismo, se incluyeron elementos para la
detección de los errores más comunes en niños con problemas lectores: confusión
de sonidos, rotación de letras, inversiones, sustituciones, omisiones,
agregados, contaminaciones y disociaciones. Las pruebas se dividen en tres
partes: primera parte (comprensión auditiva), segunda parte (compresión visual)
y tercera parte (discriminación visual).
37) Pruebas
de Lenguaje del Ciclo Medio (Fernández Pózar, 1985). Es una prueba de
aplicación individual y colectiva diseñada para la exploración del lenguaje en
escolares de 8 a 11 años.
38) Pruebas
Diagnósticas de Lectura, 1º de E.G.B. (Cabrera, 1985). Es una prueba de
aplicación colectiva diseñada para la evaluación de diferentes componentes de
la lectura en escolares de 5-6 años (1º de Educación Primaria).
39) Reversal
Test (Edfeldt, 1955; Villega, 1986). Es una prueba de aplicación
individual y colectiva que mide la madurez en la lectoescritura. Intenta
apreciar en el momento en que el niño aborda el aprendizaje de la lectura, si
el niño posee la madurez requerida para este aprendizaje. Es un test de
pronóstico o predicción del éxito en el aprendizaje de la lectura. Va dirigida
a niños de 6 años en adelante, y su uso es escolar y clínico. La prueba consta
de 84 cuadros. Cada uno de estos cuadros contiene 2 figuras (dibujos). El niño
debe tachar con una cruz aquellos cuadros que contienen figuras (dibujos) que
no son iguales.
40) Técnica
de Goldstein (Goldstein). Esta prueba de aplicación individual ha sido
diseñada para la evaluación de las capacidades generales del sujeto, el
lenguaje (expresivo, comprensivo, lectura y escritura), el cálculo y sentido
musical, la mímica, la orientación temporo-espacial, el nivel intelectual, el
lenguaje interior, las praxias y las taxias (coordinación estática y dinámica).
41) Técnica
de Milizen (Milizen). Esta prueba va dirigida a niños y adultos, siendo
su uso escolar y clínico. Explora aspectos tales como: comprensión auditiva y
lectora, expresión oral, escritura, repetición, lectura, lenguaje espontáneo,
vocabulario, fluidez, cálculo y la capacidad reconocimiento visual, táctil y
auditivo.
42) Test
A.B.C. (Filho, 1937). Es una prueba dirigida a niños entre 7 y 12 años,
que mide la madurez del niño para el aprendizaje de la lectura y escritura. Se
compone de los siguientes subtest: coordinación visomotriz, memoria inmediata,
memoria motriz, memoria auditiva, memoria lógica, pronunciación, coordinación
motora y atención y fatigabilidad. Filho, intentó aislar los componentes que
son necesarios para la adquisición de la lectura, y medir qué peso tiene cada
uno de ellos en la misma. Se parte del supuesto de que el aprendizaje de la
lectura y la escritura dependen de un proceso de maduración general.
43) Test de Análisis de la Lectoescritura (TALE) (Toro y Cervera, 1980). Es una
prueba de aplicación individual destinada a determinar los niveles generales y
las características específicas de la lectura y escritura de cualquier niño en
un momento dado del proceso de adquisición de tales conductas. Va dirigido a
niños de 6 a 10 años y niños de lectoescritura insuficiente o anómala. El TALE
consta de dos subtest: lectura (lectura de letras, sílabas, palabras y textos,
y comprensión lectora) y escritura (copia, dictado y escritura espontánea).
44) Test de Aptitudes Diferenciales 5 (DAT-5) (Bennett, Seashore y Wesman,
2000). Contiene dos formas: Forma 1 (1° - 4° de E. S. O.) y Forma 2 (Cursos
superiores y Adultos). Es una revisión del DAT para adecuarse a las necesidades
actuales y con baremos nuevos, y esta integrada para la evaluación de 7
aptitudes intelectuales básicas: razonamiento verbal, numérico, abstracto,
aptitud espacial, comprensión mecánica, atención y dotes perceptivas y
ortografía (nueva).
45) Test
de Boston para el diagnóstico de la Afasia (Goodglass y Kaplan, 1996).
Es una prueba clínica dirigida a adultos, que tiene 3 objetivos generales:
diagnosticar la presencia y el tipo de cuadro afásico que presenta el paciente,
dando lugar a inferencias sobre la localización cerebral, evaluar el nivel de
rendimiento a lo largo de un amplio rango, tanto para la determinación inicial
como para la detección del cambio en el tiempo y evaluar globalmente las
dificultades y posibilidades del paciente en todas las áreas del lenguaje
(lectura, escritura, comprensión auditiva y lectora, expresión oral, lenguaje
espontáneo, articulación, fluidez, denominación, repetición, etc.), como guía
para el tratamiento.
46) Test
de colores y palabras (STROOP) (Golden, 1975; Adaptación española:
Dpto. I+D TEA Ediciones, 1994). Esta prueba de aplicación preferentemente
individual, se utiliza para la detección de problemas neurológicos y cerebrales
y evaluación de la interferencia. Va dirigida a sujetos a partir de los 7 años
y mide la capacidad del sujeto para separar los estímulos de nombrar colores y
palabras. Exige en el sujeto velocidad de lectura, identificación de colores,
flexibilidad cognitiva, atención y discriminación.
47) Test
de Dictado Entender y Hablar (Monfort, Navarro y Ximénez, 1984). Es una
prueba que ha sido diseñada para la evaluación de los niveles de dictado en los
cursos iniciales de la EGB, y para la exploración de la evolución del
aprendizaje de los niños. La prueba consiste en un dictado clásico de 6 frases
elaborado empíricamente a lo largo de varios años de empleo en un colegio de
EGB. El contenido de las frases se seleccionó en función de la dificultad de
transcripción fonéntica.
48) Test
de dominancia lateral (Harris). Es un prueba que explora la dominancia
lateral del niño, a partir de los seis años, en mano, pie y ojo. Es muy útil
para evaluar personas con alteraciones en lectura, ortografía y escritura.
49) Test
de Escritura para el Ciclo Inicial (TECI) (Santibáñez y cols., 1989).
Es una prueba aplicable a niños de 6 a 8 años. Se utiliza para evaluar las
dificultades de aprendizaje de la escritura, el nivel de caligrafía y
ortografía y la composición en Educación Primaria.
50) Test
de Evaluación Rápida de las Funciones Cognoscitivas (ERFC) (Gil y
cols., 1986). Es una versión ampliada del BEC (Evaluación Cognoscitiva Breve).
El test sirve para la evaluación rápida de las funciones cognoscitivas del
sujeto. Constituye un miniexamen neuropsicológico. Va dirigida a adultos y su
aplicación es individual. Consta de pruebas dirigidas a la exploración de la
expresión, comprensión lectora y auditiva, lectura, escritura, copia,
orientación temporo-espacial, atención, memoria, cálculo, etc.
51) Test de Homogeneidad y Preferencia Lateral (HPL) (Gómez y Ortega, 1994).
Esta prueba ha sido diseñada para evaluar la dominancia lateral (mano-ojo-pie)
según los mismos principios que el test de dominancia lateral de Harris. Es un
test muy útil para evaluar a personas con dificultades en el lenguaje oral o
escrito, en la motricidad, en la orientación espacial, etc. Va dirigido a niños
de 4 a 10 años, y su aplicación es individual.
52) Test
de lectura (Pérez González, 1980). Es una prueba dirigida a niños, que
ha sido diseñada para la evaluación de la lectura, su exactitud, velocidad y
comprensión lectora.
53) Test
Grafométrico (Perron y Coumes, 1983). Es una prueba que se utiliza para
medir la escritura en niños de 6 a 7 años (precaligráfica), de 7 a 9 años
(caligráfica) y a partir de los 10 años (postcaligráfica). Según estos autores
la escritura sólo es posible si existe cierto nivel de organización de la
motricidad fina. Por tanto, la escritura puede medirse a través de factores
madurativos y de la formación escolar recibida.
54) Test
para el examen de la Afasia (Ducarne, 1977). Es una prueba que sirve
para valoración de las distintas modalidades del lenguaje en sujetos (niños y
adultos) con problemas de afasia. Evalúa aspectos tales como: perseveración,
pérdida de elementos lingüísticos, defectos de evocación, alteraciones
fonéticas y semánticas, disintaxis, reducciones y problemas de articulación.
55) Valoración
Centesimal (Mena, 1970). Es una prueba que ha sido elaborada para la
exploración del lenguaje a nivel expresivo y comprensivo en niños. Explora los
siguientes aspectos: comprensión, expresión, escritura, canto, tono, ritmo,
intensidad, duración de fonación, fatiga vocal, articulación, lenguaje mímico y
cálculo.
57) Woodcock Language Proficiency Battery – Revised (WLPB-R) (Woodcock y
Muñoz-Sandoval). Es una prueba que ha sido diseñada para la exploración de las
habilidades lingüísticas en niños y adultos (de 2 a 90 años). Consta de 13
pruebas agrupadas en 3 áreas: Área de lenguaje oral, de lectura y de lenguaje
escrito.
Otras
pruebas para la exploración de la escritura son las siguientes: la Batería
pedagógica Nº 3 (BP-3) Evaluación de la lengua castellana en el Ciclo Medio
(Fernández Pózar, 1983, 1988); el Test de control de la evaluación del
aprendizaje de la lectoescritura (CEAL) (Huerta y Matamala, 1992); la prueba
para el Diagnóstico ortográfico (Pérez González, 1980); la prueba para el
Diagnóstico y tratamiento de las dificultades ortográficas en el CI de la EGB y
en el CM (Cañado y Pérez, 1988); la prueba para la Enseñanza y valoración de la
composición escrita (Ferreres, 1984); la Escala de escritura (Ajuriaguerra,
1973), la Escala de escritura (Fernández Huerta, 1971), la prueba para la
Evaluación de la redacción (Iglesias, 1977), la prueba para la Evaluación y
recuperación de la composición escrita (Pérez González, 1976), el Manual de
evaluación y desarrollo de las funciones básicas para el aprendizaje escolar
(Condemarin, Chadwick y Milicic, 1985); la prueba de Ortografía 2 (O-2)
(Seisdedos, 1980); y el Test de habilidades grafomotora (THG) (García y León,
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